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de 2000. Juntos, estos estudios investigaron
cualquier posible asociación entre el uso de
teléfonos inalámbricos y cáncer primario del
cerebro, glioma, meningioma o neuroma acústica,
tumores cerebrales o de las glándulas salivales,
leucemia u otros cánceres. Ninguno de los
estudios demostró la existencia de ningún efecto
dañino para la salud originado en la exposición
a RF de los teléfonos inalámbricos. No obstante,
ninguno de los estudios puede responder a
preguntas sobre la exposición a largo plazo, ya que
el período promedio de uso del teléfono en estos
estudios fue de alrededor de tres años.
5. ¿Qué investigaciones se necesitan para
decidir si la exposición a RF de los
teléfonos inalámbricos representa un
riesgo para la salud?
Una combinación de estudios de laboratorio y
estudios epidemiológicos de gente que realmente
utiliza teléfonos inalámbricos si proporcionaría
algunos de los datos necesarios. Dentro de
algunos años se podrán realizar estudios de
exposición animal durante toda la vida. Sin
embargo, se necesitarían grandes cantidades
de animales para proporcionar pruebas
confiables de un efecto promotor del cáncer, si
existiera. Los estudios epidemiológicos pueden
proporcionar datos directamente aplicables a
poblaciones humanas, pero puede ser necesario
un seguimiento de diez años o más para obtener
respuestas acerca de algunos efectos sobre la
salud, como lo sería el cáncer. Esto se debe a
que el intervalo entre el momento de exposición
a un agente cancerígeno y el momento en que
se desarrollan los tumores, en caso de hacerlo,
pueden ser de muchos, muchos años. La
interpretación de los estudios epidemiológicos
se ve entorpecida por la dificultad de medir la
exposición real a RF durante el uso cotidiano
de los teléfonos inalámbricos. Muchos factores
afectan esta medición, como el ángulo al que se
sostiene el teléfono, o el modelo de teléfono que
se usa.
6. ¿Qué está haciendo la FDA para averiguar
más acerca de los posibles efectos
en la salud de la RF de los teléfonos
inalámbricos?
La FDA está trabajando con el Programa nacional
de toxicología de los Estados Unidos y con
grupos de investigadores de todo el mundo
para garantizar la conducción de estudios de
alta prioridad en animales con el fin de tratar
importantes cuestiones sobre los efectos de la
exposición a la energía de radiofrecuencia (RF).
La FDA ha sido un participante líder en el Proyecto
internacional de campos electromagnéticos